Por otro lado, la Biblia nos advierte sobre el poder destructivo de las palabras. En Proverbios 12:18, se nos dice: «Hay quienes hablan como estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina».
Las afirmaciones son las palabras que te dices a ti mismo o que otros te dicen que crees, piensas y que se manifiestan.
El apóstol Pablo escribió: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios four:29). La palabra griega traducida como "corrompida" significa "podrido" o "sucio" y originalmente hacía referencia a las frutas y verduras podridas.
A pesar del poder destructivo de las palabras, también podemos utilizarlas para sanar y transformar vidas. Proverbios 16:24 nos dice: «Pleasurable phrases are similar to a honeycomb, sweetness to your soul and overall health towards the bones».
Cuando utilizamos nuestras palabras para bendecir y animar a los demás, estamos reflejando el amor y la bondad de Dios.
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La Biblia nos anima a ser generosos con nuestras palabras y a usarlas para edificar y fortalecer a los demás. En Colosenses 4:6, se nos insta a «hablar siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno».
De hecho, hemos sido capaces de crear algunas de las palabras más bonitas del mundo para hablar de aquello que nos agrada: belleza, amistad, solidaridad o los encantos que nos rodean.
La Biblia nos advierte que un día daremos cuenta de cada palabra que hayamos hablado. Mateo 12:36 nos dice: «Pero os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio».
Cuando aprendemos a hablar palabras de amor, aliento y compasión hacia los demás, estamos reflejando el amor de Dios en nosotros. Debemos recordar que nuestras palabras pueden tener un impacto duradero en la vida de las personas, por lo que debemos usarlas con cuidado y responsabilidad.
Nuestra confesión de fe en la Palabra de Dios tiene un impacto directo en nuestra vida espiritual y emocional. Debemos aprender a declarar las promesas de Dios sobre nosotros y sobre nuestra situación, confiando en que Su Palabra nunca falla y que tiene el poder de cumplirse en nuestra vida.
Nuestras palabras pueden ser una fuente de aliento para los demás. En Efesios 4:29, se nos insta a hablar palabras que edifiquen y sean beneficiosas para los demás.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, more info por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.